Pequeños objetos de uso personal que resultaban imprescindibles para la realización de la función encomendada a cada ferroviario.
Modelo inventado por el alemán nacionalizado suizo Georges Frederic Roskopf. Con solo 57 piezas, en lugar de las al menos 160 habituales en los relojes de la época, era fácil de fabricar industrialmente y estaba destinado a un público proletario.
Este perteneció a un Jefe de Tren.
Conservado por su nieto
Modelo con tapa de protección y aspecto «algo lujoso» que perteneció a un Jefe de Tren.
Conservado por su nieto
De diferentes tamaños, las mayores fueron utilizadas por el personal de Vía y Obras para avisar a los obreros de la proximidad de un tren; las de 23 cm. por los enganchadores en las estaciones de clasificación y los mozos en las de viajeros para emitir señales acústicas en las maniobras de composiciones o máquinas aisladas y las de 17 cm. por los jefes del tren para dar la salida en los apeaderos sin jefe de estación ni factor de circulación.
Conservada por un aficionado.
Instrumento con el que el Jefe de Estación, debidamente uniformado, con gorra y banderín rojo enrollado en alto o farol con luz verde durante la noche, con un largo toque daba al maquinista la orden de «marche el tren».
Conservado por un aficionado.
Herramienta fundamental que los interventores llevan de dotación y que casi todo ferroviario cuyo trabajo se desarrolle a bordo de un tren procura tener a mano porque, como dice uno de ellos, «abre todo lo que se puede abrir en un tren que no sea la cámara de alta», lo mismo sirve para bloquear una puerta averiada que para reponer un aparato de alarma.
En poder de un maquinista que la recibió de otro que se jubilaba y que, a su vez, la había heredado igualmente..
Tenacilla utilizada por los interventores en ruta, los revisores, para taladrar y dar por visados los billetes y demás los títulos de viaje.
Recuperada y conservada por un aficionado.






